miércoles, 23 de diciembre de 2009

Game Girl

Dadle a la música mientras leéis el post, que se lo merece. Porque… Señores y señoras… ¡Habemus curro! Con contrato, con horas de salida decentes y ¡Con los domingos libres! Y encima, claro está, la guinda del pastel… ¡ES UNA TIENDA DE VIDEOJUEGOS!

Lo sé. Os oigo salivar desde aquí. Jur Jur Jur. La verdad es que, hasta la fecha, es el mejor curro que he tenido. El horario está entre las 10:00 y las 21:00, es de lunes a sábado y tienes (atención, atención): ¡Descansos para comer! Des-can-sos. ¡Descansos! Es que no me lo creo. Es una jodida maravilla.

Lo de que tenga contrato me supera, el sentir que estoy cotizando me llena el estómago. Me siento como realizada. La verdad es que gracias a este curro he descubierto cuál es la pieza que me falta: Sin trabajo, no me siento completa. Me gusta más trabajar que estudiar, pero eso aparte, currar me llena. Me siento bien, útil, necesaria.

También el entorno influye, obviamente. Pero son un amor, todos. Se hace fluido, cómodo, fácil. Los primeros tres días, que fue montar la tienda (literalmente), estuvimos juntos más de 12 horas cada día y el ambiente era inmejorable. Me recordó a los días dorados de la pizzería, donde Asís, mr Sanh y yo trabajábamos codo con codo, cuando 2000 € era lo mínimo al día.

El caso es que me despierto contenta, con ganas de ir a currar. Soy un poco zote (característica inherente al sistema propio de una servidora) y me jode ser una carga más que una ayuda, pero el Jefe me ha dicho tantas veces que no me preocupe que procuro que se me note lo menos posible que me agobio. Que diferencias con la Sexy, por diox…

Como no, también a este curro he entrado por contactos: Nunca podré agradecérselo lo suficiente a cierto Cosmopolita. Aunque el curro ha traído consigo cierto grado de ñoñez que hacía mucho que no sentía: Estoy de muy buen humor, muy cariñosa y flotativa XD. Por lo que os espero a todos comprando videojuegos en el Game, que es Navidad XDD!


martes, 15 de diciembre de 2009

Dos meses después...

Y aquí me encuentro de nuevo, al calorcito de mi ordenador, escribiendo palabras en el Word. Ha pasado demasiado tiempo, demasiadas cosas. Y no todas agradables. Pero bueno, poco a poco. Con cuidado, mirando bien dónde ponemos los pies.

Podría hablar de muchas cosas, pero creo que lo que debo hacer es decir adiós a una gran mujer. De sobra es conocido que la vida no es justa. Que estamos en un entorno cruel y que tan rápido como venimos, nos vamos. Y las enfermedades modernas, son cada vez más putas. No nos damos cuenta, pero cada día se nos escapa algo. Algo valioso y vital. Aunque es así, ininterrumpible, largo y tedioso, sobre todo al final.

La verdad es que para mí fue importante. Me acogió en su casa, sin reservas. Y de una forma u otra cuidó de mí. Me acuerdo de esos largos veranos, en los días demasiado calurosos para jugar fuera, en los que nos abría la puerta, esperando con helados en el congelador. Los días de invierno, con sus tés en tazón de desayuno, que calentaban el cuerpo y reconfortaban el alma. Las noches en los que preparaba la casa para acogernos, las cenas, los mimos, las gracias. Y por supuesto, las veces que me pilló haciendo el tonto. Las veces que le pillé bailando. Cuando nos aliábamos para hacer cosquillas a su hijo.

Sé que es lo típico; la humanidad entera tiende a hablar maravillas cuando alguien nos deja. Pero es que… este caso es verdad. No digo que no tuviese cosas malas. Era humana, y como tal, imperfecta. Pero era una de esas personas que brilla, que se preocupa, que cuida y que da. Y aunque de unos años a esta parte nuestra relación no era tan estrecha, yo también la echo de menos. Porque se hizo un hueco. Y en el adiós final, eso se notó. Muchos fuimos los que nos despedimos de ella. Muchos fuimos los que no pudimos evitar llorar al verla. Porque la queríamos, porque la queremos.

Ojalá que sea verdad eso del Descanso Eterno, de la Vida, de la Felicidad Perpetua y todo eso. Porque se lo merecía. De verdad que sí.